Fin de un ciclo – Videógrafo de eventos

Un día, durante la semana de la dulzura, entregué mi último trabajo a la fotógrafa para quien trabajé los últimos años de mi carrera. Y así me retiré. No fue fácil, pero el círculo debía cerrarse.

Ese último trabajo me costo, no puedo mentir. El anterior evento había sido durante diciembre y este, grabado en abril, fue largo de arrancar para editar: por un lado mis ocupaciones actuales hicieron que no pudiera dedicarle tiempo, y por el otro, la sensación que empezó a acompañarme desde el año anterior, en la que me «costaba acercarme al material». Suponía que venía de un agotamiento mental o algo así.

La cuestión que en menos de dos semanas visualicé todo, elegí y corté los clips, monté en la línea de tiempo, etaloné y trabajé el audio como siempre. Y estuvo listo para la entrega.

Una vez en el estudio, Paula (la productora, la fotógrafa) me comento que era probable que haya que realizarle algunas modificaciones. Quedé a la espera de que eso suceda. Tomamos un té, comimos un alfajor cada uno, charlamos, nos pusimos al día sobre nuestros asuntos personales, y finalmente nos despedimos.

Esa fue la última vez que entregué un trabajo.

Los colegas y amigos me preguntan si habrán próximos. Yo les digo que hay muchas cosas para hacer como para quedarse con lo mismo a lo que nos habituamos. Que preferí retirarme en vez de terminar odiando lo que tanto amé. Y que todo tiene un ciclo en la vida.

Todo.

Me llevo alegrías, amigos, colegas, gente linda, gente fea, gente buena, gente mala leche, noches y horas de fiestas ajenas y algunas nuestras; desilusiones, muchas risas, muchos momentos lindos y, sobre todo, aprendizaje. Y a partir de hoy quiero compartir mas de todo eso y de otras cosas.

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