Proyectos / Opinión

El siguiente texto fue solicitado para ser publicado en un magazine de videografía.  Lo reproduzco tal cual.

Cada cierta cantidad de días, trescientos o trescientos cincuenta, el entorno social se altera a un nivel sutil pero notable, y con ello comienzan los balances personales. Claro, me refiero a las vísperas de fin de año, a los festejos, a los excesos alimenticios, a las reuniones de «despedida» y a la locura del «compre ya lo que va a regalar mañana». En lo personal, me parece una época interesante, pero nada mas que eso.

A mi alrededor suelo escuchar la frase «como se fue el año!», resumen que suele significar «no se que estuve haciendo que perdí el tiempo y no pude dedicarme a lo que había planificado hacer». Luego de recibir el consentimiento de los participantes, y de escuchar las opiniones de lo que podrían o debieron hacer, llega mi turno de opinar, y siempre digo lo mismo (no por llevar la contra en la conversación): «este año hice todo lo que quise hacer». Frase que llena de dudas y reacciones varias, pero que a nadie deja indiferente.

No hago resúmenes anuales, no me interesan, pero en cada ocasión que se habla de eso, salgo conforme con lo que hice. Y sigo planificando!.

A los eventos voy con una lista mental sobre los planos o las situaciones que me gustaría grabar. Y lo hago. Durante ese tiempo me surgen ideas para el montaje y las anoto en una nota de keep de Google. Eso me ayudó también cuando escribí «Apuntes de un videógrafo». Tomar notas debería ser un ejercicio al que cualquiera debería acostumbrarse. Permite volver el tiempo y recapitular. Y la gran ventaja es no perder el lugar mental que se requiere para recordar todo lo que se nos ocurre durante el día (algunas cosas geniales, y otras… no tanto).

No solo tomar notas o hacer listas es importante. También la concentración y abstracción es necesaria para llevar adelante el trabajo. Me explico: cada vez que me siento a bajar el material de un evento, me voy haciendo la idea que mi cabeza solo estará ocupada por el montaje del material. Y nada mas. El tiempo que me plantee estar editando será el tiempo en que mi cabeza estará «desconectada» de distracciones (redes sociales, mensajería, llamados, etc). De esa manera he llevado a cabo trabajos en menos tiempo del planificado.

Y en la vida real? (ese espacio donde interactuamos con otras personas y participamos de eventos sociales y actividades recreativas varias). Ese es el lugar donde se da lo mas importante. Ahí es donde podemos aprender a observar. Y ahí es donde se dan las cosas que podríamos agregar en la «lista de logros para el año en curso». Llegar a ese tipo de espacios es lo que tendría que interesarnos. Tenemos que trabajar apuntando a eso: hacer deportes (caminar mucho, correr, participar de eventos deportivos, etc), concretar las ganas de escalar algún cerro o montaña, practicar algo distinto (bucear, pasar una noche al aire libre en un bosque oscuro, estar en la terraza de algún edificio muy alto, etc), hacer ese viaje largo en coche cruzando el país, visitar a la familia con mas frecuencia, y un largo etcétera que depende de cada uno.

Hay que animarse a tomar el control de lo que hacemos. Dejar de «ir con la masa». Ambas frases están usadas hasta el hartazgo, pero son verdad. Cuando di el paso desde la videocámara a la cámara de fotos, sentí mucha inseguridad. Pero fue positivo porque entendí en carne propia que, de no hacer algo, habría seguido sumido en una zona de confort nociva para mi creatividad.

Por otro lado, siempre traté de usar el sonido ambiental. Me agrada y atrae mucho. Tanto es así que al viajar en auto, solo, apago la radio o lo que esté usando para reproducir música, bajo la ventanilla y me dejo llevar por los sonidos de la calle. Con el paso del tiempo ese recurso se convirtió en una especie de «distinción», de la cual me dí cuenta durante una charla con la fotógrafa Paula Chiraulo. Cosas que pasan.

Y ahora, vos pensarás que tiene que ver todo esto con el principio del artículo, no?. Lo cierto es que cada logro, cada prueba, cada experiencia que recavemos, sirve para guiarnos en el camino que queremos tomar. Y cada camino elegido abre otro, y así hasta el infinito. Pero esto solo le sucede al que hace. Al que pudiendo elegir entre quedarse en el lugar o abrir la puerta y ver que hay detrás, elige esto último.

Hay que hacer cosas. Hay que probar lo que se nos ocurra. Y formarnos nuevos y sanos hábitos. Hay que cargar la agenda de cosas positivas que nos gratifiquen.

De esa manera, al finalizar el año y en ronda de amigos o colegas, cuando toque tu turno, no tendrás nada que lamentar, porque tus metas se renuevan día a día a medida que las vas cumpliendo y probando.

Ruben Pouquette / 11 de enero de 2018

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